jueves, 3 de agosto de 2006

Guerras y operaciones



En fin... mi viaje veraniego cancelado por una estúpida guerra que no consigo comprender ( lo que pasa por no saber de política ni de esas cosas que son "importantes" para los países ).

Sí, ya sabíais todos que me iba un mes al Líbano, pero una semana antes aparecieron noticias de que el aeropuerto de Beirut había sido bombardeado y como consecuencia, cerrado. Mi familia y yo teníamos la ilusión de que todo se pasase en unos días para que arreglasen el aeropuerto y yo pudiese visitarles. Pero aquello empeoró y ya llevan 22 días fastidiando ( por no usar una palabra más vulgar ) y matando a gente inocente a su paso. ¿Qué culpa tienen los niños? Si no los matan, les hacen vivir con miedo y odio... qué desgraciados son todos los que buscan la guerra como solución a sus problemas. Siempre me han enseñado que no se debe desear mal a nadie, pero, desde luego, todos esos no se merecen nada bueno.

Cambiando de tema, sobre las operaciones. Un par de días después de enterarme de lo estaba pasando en el Líbano, llamé a mi padre para felicitarle su cumpleaños y me dijo que iban a operar a mi tía. Aproveché que era el día del Carmen y como consecuencia, a parte del cumpleaños de mi padre, el santo de mi tía por llamarse Mari Carmen, y la llamé para felicitar y preguntar cómo estaba. Una operación de ese tipo no es tontería, así que yo me había preocupado; pero ella, con su característica voz alegre ( siempre la he recordado alegre ) me explicó que lo habían encontrado a tiempo y que los médicos querían darse prisa aprovechando que lo habían detectando tan pronto. De modo que, aprovechando el viaje que ya tenía planeado antes de coger mi avioncito al Líbano, me pasé a visitarla para ver a toda la familia y acompañar al hospital durante la operación.

Bueno, la operación fue bastante rápida, creo que no pasó de las 3 horas incluyendo el preparatorio y esas cosas que se hacen antes de operar. Cuando llegamos a la habitación del hospital y mi abuela vio a mi tía adormilada en la cama, se echó a llorar; la pobre no había hecho otra cosa que imaginarse lo peor y preocuparse por si mi tía no salía de la operación ( qué negativa, joe... ) y cuando la vió allí tendida, la abrazó y se puso a llorar. Consecuencia: mi tía también se puso a llorar, ella ya estaba como un flan, así que lo único que faltaba era el desencadenante de mi abuela. Resumiendo un poco, que no es plan de aburrir con una operación, el tumor era como de 1 cm más o menos, aunque quitaron un poco más para asegurarse, y verificaron que no se hubiese extendido a los gánglios, cosa que no había sucedido, así que todo fue perfecto y como resultado sólo le ha quedado una cicatriz.

Lo que más nos sorprendió a todos, es que a las 24 horas la mandaron a casa. Y aunque la pobre iba aún un poco afectada por la anestesia, se volvió feliz y tranquila a casa sin su nuevo amigo ( que mejor estaba quedándose en el hospital a que lo analizasen y me refiero al tumor ).

Bueno, eso es todo por ahora. 22 días de guerra ya y una tía en perfecto estado de salud.

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