Ausencia 1ª Parte ( Aún dudo si habrá continuaciones )

Tengo que admitir que durante mi ausencia del blog he estado pensando en qué escribiría cuando volviese, y la verdad es que se me acumula el trabajo.

Lo primero que quiero comentar es mi viaje a Valencia. Esta vez usé el tren como medio de transporte y vaya manera más buena de perder un día; porque si al aburrimiento de ir sola, aunque con música todo el tiempo, le sumamos lo incómodo que son los dichosos trenes ( o que me tocan a mí todos los incómodos, claro... ) llegué hecha un trapito listo para meter en la cama y dormir durante otro día entero.
Al día siguiente ( jueves ), tocaba visita para animar a un amigo recien operado y conocer a otros tantos; menos mal que no me hicieron madrugar demasiado ( aunque a alguno sí que debimos molestarle un rato por despertarle a eso de las 11 de la mañana ), porque menuda noche que pasé con frío y tembleque por todo el cuerpo ( la playa no sirve para nada si no estás a 30º, qué asquito... para la próxima me llevo 3 ó 4 mantas conmigo ). Bueno, pues me demostraron lo mal que se conduce por Levante, aunque empiezo a pensar que está muy generalizado lo de conducir mal. A lo que iba: conocí a un grupito de gente muy majo, cada vez me gusta más viajar.
El viernes me llevaron a ver el Castillo de Cullera, que bueno... estaba en obras, así que pocas fotos pude hacer ( a parte de las obras, mi pulso era pésimo con el frío que tenía y la mayoría han salido movidas ), pero al menos me traje una con la plaquita que explica su historia.

Y por fin, llegó el sábado y de vuelta al tren... por suerte esta vez, mi angelito se acercó a recogerme a Zaragoza y no tuve que pasar tantas horas metida en un tren. ¡Qué gozada fue volver a conducir después de lo mal que me lo hicieron pasar en Valencia!

El mejor recuerdo, las amistades que he hecho ( divertidas fotos me traje conmigo ) y el hermoso dado de 30 caras que me enseñaron, ¡pedazo dado!.